Julia es una mujer que posee
una gran belleza y gracia que se transmite de boca en boca en su ciudad natal,
pero su pasar económico es inestable y se proyecta a la decadencia. Debido a
maquinaciones de su padre, su salvación, aún en contra de sus deseos, es
desposar a un buen partido. Y el candidato perfecto para el puesto es
Alejandro, el hombre.
Debo señalar que mi opinión frente a esta obra se tiñe en la extrañeza, el rechazo y el desconcierto. He leído con anterioridad obras de este autor, pero ciertamente estas páginas requieren una estancia de raciocinio para ver más allá de lo que se nos presenta e interpretar la información proporcionada.
La trama principal es simple y concisa: el desarrollo de esta unión. Se nos presenta a Julia, que encarna una gran belleza y que posee un carácter osado; que desea poseer opciones, pero que por sus propios atributos es limitada a la alternativa de la época; contraer matrimonio. Aquello la descontenta enormemente. Pero al ver a su pretendiente, Alejandro, vuelca sus anhelos y encamina su vida con un solo fin, ser amada por su marido. Julia posee en sí, sentimientos incoherentes, contradictorios, tóxicos, que se mezclan con sus inseguridades, sus frustraciones, su rabia, y su desilusión. Es un personaje que, en su afán de concretar su anhelo, se articula desprendiéndose de su esencia, pues su pasión, sus pensamientos, sus acciones se ejecutan en torno a su marido, llegando a la locura en una alteración de su realidad. Bella para ella, horripilante al lector.
Alejandro, es el hombre. El que posee riquezas, inteligencia, Y un difuso pasado. La arrogancia es su virtud por excelencia. He buscado referencia y llegue a la conclusión que Unamuno represente en él, con una sorna no tan sutil, al colectivo masculino de la época. Alejandro posee la verdad, ya que es él quien asegura que es verídico, al afirmar el estado mental de su mujer y sobre la fidelidad de esta misma. Él marca el principio y el fin, en lo que conforma la realidad en que se desenvuelve Julia.
La relación es, sin duda, un círculo
vicioso. Julia, no posee aspiraciones personales (exceptuando ser el objeto de
cariño de su marido). Lo que me sorprendió es que el único gusto de Julia, leer
novelas románticas, es desvalorizado a tal punto de ser tomado como una
tontería. Julia pierde aquel carácter osado, siendo este reemplazado por
inseguridades, que luego de la traición de su cariño, la lleva a un estado
enajenación en la cual cumple su labor de ser amado y no queda ya más. Por otro
lado, Alejandro guarda férreo, sus anhelos, sus memorias y sus cariños, pues
enseñar estos se considera una muestra de debilidad, y aquello no es de hombre.
Tras cometer un gran error, es consciente de su influencia en la vida de su
mujer, pero su arrogancia lo ha llevado a perder aquello que amaba. Alejandro
articula el poder, doblegar a través del apego emocional, utilizando la
debilidad de la personalidad de su mujer, para así elevar la suya, por sobre
cualquier otro. El final se lleva por una vertiente trágica, pero acertada. Cualquier
fruto de esta relación se desencadenara en tragedia, en perdida, en desamor.
Pues aquello que se conforma bajo la toxicidad, asfixia, inclusive a la nueva
esperanza.
Saludos, Gab.
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