Hoy me encuentro aquí, pensando en la simpleza de la tontería.
Nuevamente, ha ocurrido un lapso de ausencia de oprimir las teclas del
computador, soy dispersa me comento en instancias de soledad. Y me respondo que
sí, que no. Que chalalala. Retomo nuevamente este espacio, para hablar de lo
que me gusta: La organización. Tengo un bichito contra el olvido, el pasar del
tiempo y el cambio, y la herramienta que me ayuda a sobrellevar esto es,
simplemente, una agenda y un lápiz. Quiero aclarar que no hablare de los
apartados técnicos, ni de la disposición de ciertas especificaciones. He creado esta
entrada para hablar de lo que supone la organización inmersa en algo cotidiano,
como la vida. Eso sí, facilitare al final de esta entrada enlaces a ciertas
páginas que si se disponen a esclarecer cada apartado técnico, para así
sumergirse en este método que se emplea bajo la consigna de personalizable y
práctico. (◕‿◕✿)Además de compartir el cotilleo de las páginas que
conforman esta pequeña libreta.
En primer lugar, deseo señalar
que el creador de este método de organización fue el señor Ryan Carroll. Y en
segundo lugar, que este método es, a palabras simple, un sistema a través de
códigos para anotar lo que se dé la gana. Ahora sí, con las bases ya asentadas
y esclarecidas me dispondré a dar mi opinión.
Debo admitir que soy una persona
de costumbres arraigadas, por ello cuando encontré la disposición de
información adecuada a mis procesos mentales, la adopte como parte de mi
planificación a través de los meses.
En mis primeros pasos a esta
metodología, comencé siguiendo al pie de la letra las directrices que conforman
este método. Al cabo de un tiempo, termine adoptando la simbología más práctica
y tachando las tareas no realizadas o pospuestas.
(Disculpen la iluminación saturada, pero el día era bello y agresivo)
El calendario anual ha sido una
instancia para tachar los días con cierta nostalgia, y que permite de un golpe
de información visual, analizar el pasar del tiempo.
Una vista al calendario mensual,
a la casilla de hábitos y un montón de rayas. A decir verdad, me agrada ver las
páginas antiguas, pues siento que están cargadas de memorias, incluso aquel
error que en su momento me pesó, ahora se guarda juguetona entre la tinta de
colores.
La característica más destacable
que he observado ha sido que, debido a la simpleza del Bullet Journal, te
permite explotar aquella parte creativa de lo recóndito del cerebro. Mi libreta
como ya han de apreciar no posee algún patrón de fondo, y por ello para hacer
más amena la visión de mi semana me lleva a garabatear, colorear e ilustrar. Lo
cual, con el pasar de las páginas, he disfrutado. Por ello pienso que sería una
motivación para seguir en el ejercicio de estas habilidades y alegrar
compromisos, tareas, talleres, clases, etc, etc. (^_・)
En conclusión, es bonito practicar aquellos talentos que se van dejando de lado por distintos motivos y que alegran el día, o tal vez el mes organizado.
Y llega Noviembre, con planes y
desenlaces.
Saludos, Gab.
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